La herida debe de estar previamente
limpia y desinfectada.
Efectuar
suturas que no estrangulen los tejidos puesto que ello daría lugar a la
formación de tejido superficial cicatrizal ( queloides).
Debemos de
afrontar los tejidos a suturar de forma correcta, es decir , ni muy cercanos
que provocaría que se superpongan unos a otros dando lugar a una necrosis de
los mismos, ni muy lejanos que hagan que la sutura se encuentre en tensión.
Los
márgenes de la sutura deben de ser regulares evitando siempre la aparición de
espacios muertos, es decir zonas sin unir. Como regla visual podemos calcular
que la distancia entre un punto y otro no debe ser mayor a un dedo.
Esto es
especialmente importante puesto que la existencia de estos espacios muertos
aumenta el riesgo de infección e imposibilita el contacto de ambas partes del
tejido, con el consecuente retraso en el proceso de cicatrización.
Para cerrar
la sutura deberemos de asegurarla con al menos tres nudos para evitar que estas
puedan soltarse y abrirse así de nuevo la herida.
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