Los síntomas de esta enfermedad son
muy característicos:
Tos con o sin secreciones.
Fatiga.
El paciente presenta repetidos
episodios de infecciones respiratorias.
Dificultad respiratoria que aumenta
con la actividad leve.
Dificultad para tomar aire.
Aparición de sibilancias, es decir,
silbidos al respirar debido al paso del aire por zonas estrechas.
Debido a que la aparición de los síntomas se produce
de forma lenta, es posible que algunas personas no sepan que están enfermas.
No existe una cura para la enfermedad
de forma que una vez que esta aparece el proceso es irreversible debido a la
situación de los tejidos pulmonares afectados. Sin embargo si existen una serie
de medidas
que sirven para aliviar la sintomatología y evitar el progreso de la
enfermedad. Para ello y como primer medida que deberemos de explicar al
paciente es que debe de abandonar el hábito de fumar. Esta es la mejor forma de
detener la progresiva destrucción del pulmón.
Las medidas farmacológicas usadas en
el EPOC consisten en:
Inhaladores para abrir las vías
respiratorias.
Esteroides para reducir la
inflamación pulmonar.
Oxigenoterapia.
Broncodilatadores.
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