El tratamiento de la diabetes mellitus se
basa en tres pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. Tiene como objetivo
mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para
minimizar el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad. En muchos
pacientes con diabetes tipo II no sería necesaria la medicación si se
controlase el exceso de peso y se llevase a cabo un programa de ejercicio
físico regularmente. Sin embargo, es necesario con frecuencia una terapia
sustitutiva con insulina o la toma de fármacos hipoglucemiantes por vía oral.
·
Fármacos
hipoglucemiantes orales. Se prescriben
a personas con diabetes tipo II que no consiguen descender la concentración de
azúcar en sangre a través de la dieta y la actividad física, pero no son eficaces
en personas con diabetes tipo I.
·
Tratamiento con
insulina. En pacientes con diabetes tipo I es
necesario la administración exógena de insulina ya que el páncreas es incapaz
de producir esta hormona. También es requerida en diabetes tipo II si la dieta,
el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar los niveles de glucosa
en sangre. La insulina se administra a través de inyecciones en la grasa
existente debajo de la piel del brazo, ya que si se tomase por vía oral sería
destruida en aparato digestivo antes de pasar al flujo sanguíneo. Las
necesidades de insulina varían en función de los alimentos que se ingieren y de
la actividad física que se realiza. Las personas que siguen una dieta estable y
una actividad física regular varían poco sus dosis de insulina. Sin embargo,
cualquier cambio en la dieta habitual o la realización de algún deporte exigen
modificaciones de las pautas de insulina. La insulina puede inyectarse a través
de distintos dispositivos:
·
Jeringuillas
tradicionales, de un solo uso, graduadas en unidades
internacionales(de 0 a 40).
·
Plumas para
inyección de insulina. Son aparatos con forma de pluma que
tienen en su interior un cartucho que contiene la insulina. El cartucho se
cambia cuando la insulina se acaba, pero la pluma se sigue utilizando.
·
Jeringas
precargadas. Son dispositivos similares a las plumas,
pero previamente cargados de insulina. Una vez que se acaba la insulina se tira
toda la jeringa. El nivel de glucosa en sangre depende de la zona del cuerpo en
que se inyecta la insulina. Es aconsejable que se introduzca a través del
abdomen, los brazos o muslos. Penetra más rápidamente si se inyecta en el
abdomen. Se recomienda inyectar siempre en la misma zona, aunque desplazando
unos dos centímetros el punto de inyección de una vez a otra. Hay que evitar
las inyecciones en los pliegues de la piel, la línea media del abdomen y el
área de la ingle y el ombligo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario